Holaaa!
Hoy voy a intentar contaros nuestros sufrimientos con el agua.
Lo que en España nos parece una tonteria, como es abrir el grifo y que el agua corra a mares, aquí es impensable.
En Larabanga hay una serie de pozos que abastecen a la población y están bastante lejos del pueblo, lo que hace que llevar el agua a casa sea un auténtico reto.
Nosotros nos mimetizamos con el medio e intentamos ayudar a Sawela, nuestra mami en África y a los niños de la casa, ya que es su labor diaria.
Parece fácil cuando vemos los grandes cubos que llevan las mujeres en la cabeza sin ninguna dificultad, pero no lo es.
Nosotros solo conseguimos llevar los cubos de 20 litros que aquí llevan los niños de 8 años y es un poco patético, pero las expertas pueden llevar facilmente 60 litros o más y soltando sus manos.
No te das cuenta de lo que se usa el agua hasta que sabes lo que cuesta conseguirlo y traerlo. Con ese agua se cocina, bebemos, nos duchamos, se lava la ropa y los cacharros...
A todos nos ha tocado alguna vez frotar una mancha de una camiseta o lavar algo que querías ponerte al día siguiente pero no tiene nada que ver con hacer toda la colada de ropa, sábanas y toallas con la cantidad de polvo y mierda con la que aquí convivimos y eso que no lo hacemos del todo solos, Sawela nos enseña sus técnicas aunque a ella la quede blanco perfecto y a nosotros tirando a marrón chocolate.
La ducha es el mejor momento del día, te llenas tu caldero, coges la jarrita y bajo las estrellas empiezas a frotar con la esperanza de que sea moreno en vez de roña (ningún día he tenido suerte).
Hoy voy a intentar contaros nuestros sufrimientos con el agua.
Lo que en España nos parece una tonteria, como es abrir el grifo y que el agua corra a mares, aquí es impensable.
En Larabanga hay una serie de pozos que abastecen a la población y están bastante lejos del pueblo, lo que hace que llevar el agua a casa sea un auténtico reto.
Nosotros nos mimetizamos con el medio e intentamos ayudar a Sawela, nuestra mami en África y a los niños de la casa, ya que es su labor diaria.
Parece fácil cuando vemos los grandes cubos que llevan las mujeres en la cabeza sin ninguna dificultad, pero no lo es.
Nosotros solo conseguimos llevar los cubos de 20 litros que aquí llevan los niños de 8 años y es un poco patético, pero las expertas pueden llevar facilmente 60 litros o más y soltando sus manos.
No te das cuenta de lo que se usa el agua hasta que sabes lo que cuesta conseguirlo y traerlo. Con ese agua se cocina, bebemos, nos duchamos, se lava la ropa y los cacharros...
A todos nos ha tocado alguna vez frotar una mancha de una camiseta o lavar algo que querías ponerte al día siguiente pero no tiene nada que ver con hacer toda la colada de ropa, sábanas y toallas con la cantidad de polvo y mierda con la que aquí convivimos y eso que no lo hacemos del todo solos, Sawela nos enseña sus técnicas aunque a ella la quede blanco perfecto y a nosotros tirando a marrón chocolate.
La ducha es el mejor momento del día, te llenas tu caldero, coges la jarrita y bajo las estrellas empiezas a frotar con la esperanza de que sea moreno en vez de roña (ningún día he tenido suerte).
Dejando las bromas a un lado, esta experiencia me está haciendo abrir los ojos y ver las desigualdades que hay en el mundo, aprender a valorar lo que tenemos y a saber que si todos diéramos un poquito de nosotros viviríamos en un lugar mejor.
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